Por Daniel Ureña, Director de The Hispanic Council.
La coronación de Felipe VI trae consigo una amplia lista de retos, prioridades y objetivos para esta nueva etapa de la Historia de nuestro país. La Corona siempre ha tenido una relación especial con la cultura hispana y, por ello, el nuevo Rey tiene una oportunidad histórica para fortalecer el papel internacional de España como eje y referente de los países de habla hispana.
El primer viaje oficial a Latinoamérica del entonces Príncipe de Asturias fue en 1991 con la visitas a Argentina y Bolivia. Cinco años más tarde representó a España por primera vez en la investidura de un presidente iberoamericano, en Guatemala con la toma de posesión de Álvaro Arzú
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. La última visita fue recientemente en El Salvador, un día antes de que su padre el Rey Juan Carlos anunciara su abdicación. A lo largo de estos 23 años, ha realizado casi 70 viajes oficiales a todos los países iberoamericanos, excepto Cuba; ha iniciado relaciones con todos los presidentes y jefes de gobierno de la región y se ha convertido en la cara visible de España en numerosos eventos políticos, económicos, culturales y sociales.
Sin embargo, desde hace años, la comunidad hispana va mucho más allá de los países de Iberoamérica. Con el crecimiento de la población hispana en las dos últimas décadas, Estados Unidos se ha convertido en el tercer país en número de hispanohablantes, por detrás de México y España, unas cifras que no paran de crecer y que ya suponen que haya más hispanos en Estados Unidos que españoles en España. Por todo ello, intensificar las relaciones de España con la comunidad hispana de Estados Unidos debería ser una prioridad para el nuevo monarca. En este sentido, la Monarquía, una institución capaz de enlazar el pasado con el presente y el futuro de España, puede hacer una gran contribución al peso internacional de nuestro país.