El espíritu aventurero y las promesas de riqueza empujaron a muchos exploradores a adentrarse en las tierras de América en el siglo XVI. Uno de ellos fue Hernando de Soto, primer europeo en cruzar el río Mississippi. La expedición encabezada por De Soto se alargó cuatro años e involucró a un mllar de españoles, de los cuales sólo sobrevivieron 350. Es más, De Soto falleció antes de haber terminado su viaje.

Sin embargo, los hitos no cuentan la verdadera epopeya ni ayudan a formar una verdadera historia. Eso es trabajo de historiadores y arqueólogos, como Charles Cobb, profesor de la cátedra Lockwood del Museo de Historia Natural de Florida. Cobb es autor principal del estudio sobre una serie de nuevos restos arqueológicos que arrojan luz sobre el periplo de De Soto.

En concreto, se trata de un hallazgo de más de 80 objetos de metal que se atribuyen a la expedición que el explorador extremeño llevó a cabo hacia el Misssissippi en el siglo XVI. Encontrados en Stark Farms, los estudiosos del hallazgo creen que corresponde a los restos dejados por los españoles en 1541, cuando se marcharon a toda prisa tras enemistarse con los Chickasaw, indígenas locales que les habían cedido un poblado para pasar el invierno.

La marcha apresurada de los españoles dejó un botín de cabezas de hachas, cuchillas, clavos y otros artículos hechos de hierro, cobre y una aleación de cobre y plomo, según informaba recientemente ABC. Gracias al estudio de estos objetos, el profesor Cobb destaca el valor de las piezas halladas por el uso dado por los nativos.

Y es que parte de los metales fueron modificados por los Chikasaw, moldeándolos con formas de herramientas que les fueran más familiares. Por ejemplo, las herraduras se transformaban en raspadores, las bandas de barriles, en utensilios de corte y los trozos de cobre, en colgantes. Se iniciaba así una etapa de experimentación entre los indígenas tras su contacto con europeos que enriqueció sin duda sus capacidades.

Cobb destaca uno de ellos: “Una de las cosas más asombrosas que hemos encontrado es una réplica de hierro exacta de un hacha de piedra o cabeza de hacha de los nativos americanos”. Esto marca una etapa de transición en la existencia de los amerindios, entre el desconocimiento de los artilugios europeos, antes de su llegada, y su total adoptación siglos más tarde. También es otra seña en tierras americanas del legado dejado por los colonos españoles.