Daniel Ureña, presidente de The Hispanic Council, analiza cada semana para Dircom la última fase de la campaña presidencial de Estados Unidos.

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A cuatro semanas para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el equipo de campaña de Donald Trump está viviendo uno de los momentos más complicados desde que el magnate presentó su candidatura en junio del año pasado.

Las consecuencias positivas de un primer debate en el que Trump se mostró sereno y contenido, sorprendiendo a todos con la falta de gritos e insultos hacia su contrincante; la gran actuación de su Vicepresidente en otro de los encuentros y el empate con Hillary Clinton en las encuestas de varios estados, dieron un giro de 180 grados el pasado viernes con la publicación de un vídeo de 2005 en el que el candidato hacia comentarios sexistas contra las mujeres. Y aunque Trump pudo sobrevivir al segundo debate con Clinton apenas 48 horas después de la difusión de sus declaraciones, la imagen de Trump y el Partido Republicano están siendo muy cuestionadas.

Durante todo el fin de semana varios dirigentes del Partido Republicano no dudaron en expresar su descontento con la candidatura de Trump, su desacuerdo con los comentarios realizados hace unos años y muchos de ellos pidieron la renuncia del candidato, dando paso a su vice Mike Pence. Entre los más explícitos que retiraron su apoyo y voto a Trump en redes sociales se encuentran los gobernadores de Carolina del Sur, Utah y Dakota del Sur, los senadores de Idaho y New Hampshire y varios legisladores. También se pronunciaron algunos referentes de primera línea del Partido Republicano como el speaker del Congreso, Paul Ryan, quien ha declarado que no defenderá más a Trump por lo que necesitará mayoría en las cámaras o el ex Presidente del Partido, Michael Steele, que durante el debate del domingo tuiteó un vídeo del estallido de una bomba nuclear con el texto “el Partido Republicano en este momento”.

Tras la oleada de críticas externas e internas, los medios de comunicación comenzaron a analizar la situación y a explicar cómo sería a estas alturas un posible cambio de candidato en el ticket presidencial. Sin embargo, ni Trump parece que tiene intención de abandonar la carrera hacia la Casa Blanca ni Clinton parece que tiene interés en que lo haga, ya que gracias a esta situación su posicionamiento como la mejor candidata a presidir el país ha ido en aumento.

Todavía faltan cuatro semanas para la votación y en medio quedan decenas de viajes, el último debate presidencial y, casi con total seguridad, algún episodio más de estas características en la que los candidatos deberán mostrar su valía. Un mes en el que todavía cualquier cosa puede pasar.