El Tratado de Adams-Onís, también conocido como Tratado de Transcontinentalidad, definió la frontera entre la Nueva España y Estados Unidos en 1819. Se acordó en medio de las crecientes tensiones relacionadas con los límites territoriales de España y Estados Unidos en América del Norte tras la Revolución Estadounidense.
Luis de Onís, ministro plenipotenciario de España en Washington, acudió como representante de Fernando VII. Por parte del país anglosajón fue el secretario de Estado John Quincy Adams, hijo del ex presidente John Adams. La negociación se inició en 1819 y, aunque se firmó ese mismo año, el tratado no fue ratificado hasta el 22 de febrero de 1821 por ambas partes. Luis de Onís publicó una memoria de 152 páginas sobre la negociación diplomática en 1820.
El acuerdo fue beneficioso para ambas partes. La Florida se había convertido en una carga para España, que no podía permitirse enviar colonos o guarniciones. Por esta razón, el Gobierno español decidió ceder el territorio a Estados Unidos a cambio de resolver la disputa de límites a lo largo del Río Sabine en la Texas española. Así, la Corona Española quedó como única soberana de Texas. A cambio, además de La Florida, tuvieron que ceder la Luisiana, el territorio de Oregón y la navegación por el río Misisipi.
El tratado sólo estuvo en vigor durante 183 días (del 22 de febrero de 1821 al 24 de agosto de 1821) cuando oficiales españoles firmaron el Tratado de Córdoba reconociendo la independencia de México, quien tomó efectivamente el control de la antigua colonia española. El Tratado de Límites entre México y Estados Unidos, firmado en 1828, reconoció la frontera definida por el Tratado Adams-Onís como límite entre las dos naciones.