Nancy Pelosi (Baltimore, 1940) fue elegida presidenta de la Cámara de Representantes el pasado 3 de enero, no es la primera vez que ocupa este cargo puesto que ya lo fue de 2007 a 2011. Pelosi fue la primera mujer elegida para desempeñar esta posición y es la primera persona que vuelve al cargo después del paréntesis de ocho años. Es representante por el 12º distrito de California y fue también la representante de la minoría demócrata en el Congreso en dos periodos, de 2003 a 2007 y de 2011 a 2019. Se sitúa de esta forma en una posición realmente importante dentro de la política americana y será la voz más importante en la oposición que realicen los demócratas a Trump. 

La nueva presidenta cuenta con una dilatada experiencia política. Es congresista desde 1987 y en ese tiempo ha ganado 17 elecciones a representante. Además, la vida política le viene de familia ya que su padre, Thomas D’Alessandro, fue diputado y sirvió como alcalde de Baltimore entre 1947 y 1959. Está casada desde 1963 con Paul Pelosi, un empresario e inversor con el que ha tenido cinco hijos. Esta experimentada política no ha estado exenta de dificultades para ser reelegida en el cargo ya que los representantes demócratas más jóvenes eran recelosos con su nombramiento. 

Sin duda, uno de los puntos fundamentales de su mandato será la relación con Donald Trump. Ante el cierre de gobierno parcial existente y la negativa de Trump a firmar más presupuestos hasta que se aprueben los del muro con México, la primera batalla ya está servida. Sin duda en el ámbito político, la capacidad de relación entre Pelosi y Trump marcará buena parte del futuro de Estados Unidos. Además, Pelosi se encuentra ante un Partido Demócrata en busca de un liderazgo claro y con unas primarias por la presidencia muy próximas. Todo ello influirá en las estrategias que asuma la presidenta de la Cámara de Representantes que tendrá que contentar a los diferentes bandos de su partido. Congresistas más progresistas como Alexandria Ocasio-Cortez no ha dudado en demandar a la nueva presidenta «más compromisos, más ecologismo, más gasto público y más feminismo».

Por otro lado, el hecho de tener un estatus sólido en Washington, DC. y de haber asegurado que en cuatro años se irá del cargo darán a Pelosi cierta ventaja que le podrá permitir maniobrar en sus decisiones y tratar de buscar consenso. De hecho en su toma de posesión ya anunció que hará valer el cargo que ocupa y que «el poder legislativo es el primer brazo del Gobierno, igual a la presidencia y al poder judicial».