Luis de Unzaga y Amézaga nació en Málaga el 6 de abril de 1717 en el seno de una familia de larga tradición militar. Siguiéndola, a los 13 años se alistó en el Ejército. Participó en la reconquista de Orán y luego marchó a América, donde combatió en la Guerra del Asiento. Posteriormente se asentó en el Nuevo Continente y fue escalando puestos dentro del ejercito hasta que en 1770 fue nombrado gobernador titular de Luisiana.
Su gestión se caracterizó por la conciliación entre la población francesa, española y nativa. Para ello, abolió la esclavitud, permitió el libre comercio con los nativos y creó el primer sistema educativo público bilingüe del mundo en español y francés. Al tiempo que gestionaba el Gobierno de Luisiana, se mantenía al tanto de los movimientos de corte rebelde que se gestaban en las 13 colonias británicas.
Unzaga decidió apoyar la revolución de manera indirecta mientras reorganizaba el territorio bajo su control. Para ello, creó fuertes con el objetivo de fortalecer su defensa y servir como núcleos de intercambio de información, nutriendo una red de espías que permitía al gobernador conocer de buena mano qué ocurría en el frente.
Según la Luis de Unzaga Historical Society, dicha red de informadores le permitía estar en contacto con los altos oficiales del ejército rebelde, al que apoyaba dando refugio a sus barcos o aportándoles suministros desde navíos españoles. De hecho, durante esta primera etapa de la guerra, en su correspondencia con Charles Lee, en el verano de 1776, le dirigió una carta con el tratamiento de «General de los Estados Unidos Americanos». Esta era la primera vez que un representante de una potencia europea, ya que Unzaga era gobernador y general de la Luisiana española, aceptase así la existencia y nacimiento de la nueva nación norteamericana. Este hecho de gran trascendencia, el primer reconocimiento de los EEUU, le resultó al general Lee tan «positivo y halagüeño», como bien indicó, que se lo transmitió literalmente a Joseph Reed, edecán de George Washington; poco después el propio Washington leyó esa misiva que había llegado a su despacho, creyendo que iba dirigida a él. Con ello, Unzaga no solo fue pionero en usar el nombre del país sin estar precedido por el adjetivo numeral cardinal «Trece» (o ‘Thirteen’), también fue el primero en emplearlo en español; además, tal denominación implicaba que Unzaga les reconocía como nación y no como un grupo de rebeldes.
En enero de 1777, el general malagueño Don Luis de Unzaga marchó a crear la Capitanía General de Venezuela y dejó a su joven cuñado, el coronel Bernardo de Gálvez, como gobernador interino de la Luisiana española y en las operaciones de vanguardia de apoyo a los rebeldes. Por su parte, Unzaga siguió, en sus nuevas posiciones como Capitán General de Venezuela y de La Habana, colaborando en la coordinación de las ayudas desde Europa e Hispanoamérica para lograr el nacimiento de EEUU y velando por el bienestar de la esposa e hijos de su paisano y hermano político Bernardo de Gálvez.
Ya como capitán general de Cuba, en 1783, recibió al príncipe Guillermo, heredero del trono británico, para trazar los términos de la Paz de París, que puso fin a la guerra.
Luis de Unzaga regresó a España tras más de 45 años de servicio en el continente americano. Dejó a Bernardo de Gálvez al mando de Nueva España y a José Gardoqui, otro hombre de su confianza, como embajador del país al que dio nombre: los Estados Unidos de América.
*La imagen que ilustra esta entrada pertenece a la Luis de Unzaga Historical Society y The Hispanic Council la publica sin afán alguno de lucro*