Durante la primera semana del nuevo curso en el Congreso de Estados Unidos tres temas han copado todas las portadas por ser susceptibles del veto del presidente, Barack Obama: la construcción del oleoducto de Keystone XL, el endurecimiento de las sanciones contra Irán y las reformas de la ley de salud de Obama. Y ante ellos, un grupo de quince senadores demócratas se podrían mostrar más cerca del Partido Republicano que del propio Presidente.

Los republicanos cuentan ahora mismo en la Cámara Alta con 54 escaños pero para anular un veto del Ejecutivo necesitarían 67. Una diferencia de 13 votos que podría superarse si un pequeño grupo de demócratas (senadores que ni aspiran a la Casa Blanca, ni son líderes del partido) son fieles a sus ideas y deciden apostar por el bien común y dejar de lado la disciplina de partido.

Según un artículo de The Washington Post, en este grupo posiblemente “cambiante” se encuentran los senadores demócratas Joe Donnelly (Indiana), Heidi Heitkamp (Dakota del Norte), Joe Manchin (West Virginia), Timothy M. Kaine (Virginia), Angus King (Maine), Mark R. Warner (Virginia), Michael F. Bennet (Colorado), Robert P. Casey Jr. (Pennsylvania), Christopher A. Coons (Delaware), Martin Heinrich (Nuevo México), Amy Klobuchar (Minnesota), Claire McCaskill (Missouri) , Jeanne Shaheen (New Hampshire) y Jon Tester (Montana), los últimos ocho susceptibles de trabajar junto con los republicanos en temas de energía, seguridad nacional económica y fiscal.

El poder real de estos demócratas moderados se podrá ver en los próximos días cuando comience en el Senado el debate para aprobar o no la construcción del oleoducto Keystone. El viernes 9 de enero, la Cámara de Representantes votó su aprobación con el apoyo de 28 demócratas y los republicanos del Senado esperan contar con alguno de ellos en el debate de las enmiendas propuestas. Según, la senadora Heitkamp, el plan de Keystone pasará en el Senado pero “se necesitará más tiempo para encontrar senadores dispuestos a anular el veto de Obama”.

El segundo de los temas más controvertidos es la propuesta de un proyecto de ley patrocinado por el senador Donnelly y la republicana Susan Colins (Maine) para cambiar la Ley de Asistencia Asequible (ACA) y volver a establecer la jornada completa en 40 horas semanales, una acción a la que la Casa Blanca ya ha mostrado su total oposición

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. Donnelly desestimó la amenaza de veto de Obama y afirmó que solo quiere arreglar una ley de atención sanitaria incompleta, no derogarla.

Antes de la primavera, con los principales debates ya previstos en la agenda legislativa, Obama comprobará hasta qué punto sus colegas de partido estarán dispuestos a apoyarle o a darle la espalda uniéndose al “enemigo”.