Inés Royo, Investigadora de The Hispanic Council, analiza el debate republicano celebrado en Miami, el último antes de las elecciones en Florida del próximo 15 de marzo.

1. La novedad: la falta de insultos y ataques.

Anoche no fue un debate republicano cualquiera como los once encuentros anteriores de esta campaña.  No hubo ni una palabra más alta que otra, ni insultos entre candidatos, ni ataques dañinos. Fue un debate como tal, con propuestas, con discusiones y con diálogo entre los aspirantes a la Casa Blanca, incluso con algunos acuerdos y llamadas a la unidad del partido por parte de Donald Trump. El tono fue tan relajado que incluso el propio Trump exclamó extrañado que estaba siendo un debate “demasiado civilizado”.

2. La desconocida tranquilidad de Trump.

Un desconocido, hasta ahora, Donald Trump se mantuvo tranquilo todo el debate, el primer encuentro en el que explicó algunas de sus propuestas y el primero en el que no atacó (ni insultó) a sus oponentes. Incluso se mostró amable e integrador. Una de las noticias de la noche la confirmó en el primer bloque: Ben Carson, ya retirado de la campaña, va a apoyar su candidatura. En otras cuestiones, como las relaciones con Cuba, fue claro por insistencia de los moderadores, reconociendo que cerrará la embajada de La Habana, y en otras fue firme, como en la explicación a una de sus declaraciones de esta semana en la que dijo que “todos los musulmanes odian EEUU”.

3. Marco Rubio se juega todo en casa.

Tras reconocer su arrepentimiento por haber caído en la dinámica de ataques establecida por Trump en anteriores debates, Marco Rubio se mantuvo serio durante todo el encuentro. Fue el candidato que jugaba en casa y se llevó gran parte de los aplausos del público al hablar de Palestina y de las relaciones con Cuba, país con el que reconoció que le gustaría tener mejores relaciones, pero “el problema es que no ha cambiado”. Rubio sabe que Florida es su última oportunidad para mantenerse en la carrera hacia la presidencia y anoche fue claro en sus ideas, sintético en sus respuestas y correcto. Como él mismo dijo a Trump: “Yo no estoy interesado en ser políticamente correcto, sino en ser correcto”.

4. Ted Cruz centró sus críticas en Washington.

Ted Cruz apenas atacó a Trump, al que llegó irónicamente a ofrecer la dirección de Smithsonian como estrategia para ganarse a sus votantes, y se centró en criticar a Washington DC, al gobierno y a los políticos que lo forman que, según el Senador, han cometido muchos errores y han dejado de trabajar para la gente. También se enfocó en el poder de los lobbies de Washington, en el apoyo de los medios a la candidatura de Hillary Clinton y en sus victorias en siete estados.

5. El Gobernador Kasich, desaparecido.

John Kasich es el candidato con menos delegados de los cuatro que siguen en campaña y sus intervenciones son escuetas en todos los debates. Ayer no fue una excepción. Aunque se mostró fuerte, dio su opinión únicamente cuando los moderadores le preguntaban de forma directa, pero apenas entró en el debate.

6. Por primera vez se habló de la posibilidad de una Convención Abierta.

Los candidatos republicanos necesitan 1.237 delegados para ser nominados a la presidencia. Ante la posibilidad de que ninguno de ellos lo consiga, se empieza a hablar de una Convención Republicana Abierta en la que cualquier cosa puede pasar. Ante este tema, Trump confió en que sí va a lograr el número “mágico” y en que es el único que puede ganar a Clinton. Cruz centró la disputa únicamente entre Trump y él y Rubio admitió que no le fue bien en las últimas elecciones pero continuará intentándolo por sus seguidores.

El próximo debate republicano tendrá lugar el día 21 de marzo en Utah.