Entrevistamos a Paco Reyero, autor del libro «Y Bernardo de Gálvez entró en Washington» que narra el proceso de recuperación histórica de este personaje fundamental para la historia de Estados Unidos.
Para quienes no lo conocen: ¿Quién es Bernardo de Gálvez y qué hizo este español?
Bernardo de Gálvez es un hombre al borde de una época, al pico de la irrupción de Estados Unidos como potencia hegemónica, fue el encargado de defender los intereses españoles en La Luisiana española, desde el Golfo de Méjico al Canadá. Napoleón dijo «ni siquiera mi hijo podría sustituirme, yo soy hijo de mis circunstancias». Arrojado, a veces, arrebatado, valiente, singular, decidido, inteligente, hombre de acción, no haríamos bien en descontextualizarlo de su época. Carlos III lo reconoció como un héroe a finales del siglo XVIII cuando sostuvo, gracias a su perspicacia y determinación, el poder español en América del Norte. Murió en 1786 y, tras su desaparición, a vuelta de unas décadas, Estados Unidos controló la tierra que va desde el Atlántico al Pacífico.
¿Por qué su figura era (y sigue siendo en cierto modo) tan desconocida?
El héroe no tiene la garantía de la fama. Es verdad que Gálvez ha constituido un caso superlativo de héroe olvidado, pero también ha sido singular su recuperación. Y gracias al esfuerzo de civiles, que han ido por delante de las instituciones y la diplomacia. Es uno de los 8 Ciudadanos Honorarios de Estados Unidos, huelga decir que el único español. Y es uno de los más claros ejemplos de la importancia de España en la Independencia de Estados Unidos, siempre, claro, al servicio de la Corona española.
Francia sí recibió su reconocimiento, España en cambio… ¿Pesó el hecho de que en un principio la ayuda española se prestara desde un segundo plano?
Pesaron muchos factores. La herencia española en Estados Unidos es incontestable. Desde el origen, la importancia de las hazañas militares de Bernardo de Gálvez estaba desplazadas al sur, mientras que Lafayette cabalgaba con Washington y tenía una relación de confianza. Los Angeles Times lo llamó «the little known hero», pero eso no resta un ápice a su dimensión histórica y a su personalidad.
En su libro relata también el proceso de “redescubrimiento” de este héroe español. ¿Cómo fue este camino? ¿Quién y por qué lo emprende?
Hay un conjunto de personas y factores. A mediados de los 70, Erik Martel fundó los Granaderos y Damas de Gálvez, al ocupar el puesto de Cónsul en Houston. Para conmemorar la participación de España en el bicentenario de la Guerra de la Independencia Norteamericana, en 1976, España estuvo presente y se presentó una estatua de Gálvez en Washington DC, obra de Juan de Ávalos. Los reyes fueron recibidos por el presidente Gerald Ford. Luego un proceso de olvido. Carmen de Reparaz publicó a mitad de los 80 un trabajo esencial en torno a Gálvez. Y finalmente, el movimiento ciudadano, con Teresa Valcárce, la Asociación Malagueña Bernardo de Gálvez, los grupos de Florida y Texas……ayudaron a elevar la consideración institucional de Gálvez hasta que fue nombrado en 2014 Ciudadano Honorario.
¿Por qué cree que en España existe este desconocimiento sobre personajes como Bernardo de Gálvez? ¿Qué debemos hacer para cambiar otra tendencia?
Francamente, no tengo una respuesta sólida. Quizá haya una desidia institucional y una falta de apego ciudadano, que no se haya interiorizado la importancia de personalidades históricas de este tallaje.
Si tuviera que elegir otro personaje que debamos recuperar ¿por cuál comenzaría?
El libro «Y Bernardo de Gálvez entró en Washington» está siendo traducido al inglés y en breve habrá una versión en ese idioma para poder presentarla en Estados Unidos. Así que primero Bernardo y luego de Gálvez.