Los primeros europeos en ver la zona donde hoy se ubica Santa Barbara fueron los liderados por Juan Rodríguez Cabrillo en su expedición de 1542. Años más tarde, en 1602, Sebastián Vizacaín, que cartografió la costa californiana, dio el nombre de «Santa Bárbara» al canal y también a una de las islas del canal en agradecimiento por haber sobrevivido a una violenta tormenta el 3 de diciembre, la víspera de la fiesta de esa santa.

Años más tarde, la expedición liderada por Gaspar de Portolá pasó por la zona en 1769, e hizo noche allí el 18 de agosto. Como es sabido, la expedición de Portolá fue el comienzo de los esfuerzos españoles por asentarse en la Alta California y con la ayuda de Junípero Serra fundó un gran número de misiones y presidios que articularon la presencia española en la zona. Santa Barbará fue uno de ellos, pero su fundación llegaría más tarde.

De hecho, el propio Portolá no se quedó, y no fue hasta 1782 cuando Don Felipe de Neve ordenó construir el Presidio de Santa Bárbara, uno de los varios puestos militares destinados a proteger la Alta California contra los intereses extranjeros y a proteger las misiones contra los ataques de nativos hostiles.

Muchos de los soldados que vinieron a construir y guarnecer el Presidio trajeron a sus familias con ellos, y después se establecieron en Santa Bárbara. De hecho, la mayoría de las familias más antiguas de Santa Bárbara descienden de estos primeros colonos, y muchos de sus nombres permanecen en las calles y en los nombres de los lugares, como Cota, De la Guerra, Gutiérrez, Carrillo y Ortega.

Este legado también permanece vivo en la ciudad de Santa Bárbara a través de la bandera del municipio. La bandera de la ciudad de Santa Bárbara fue creada en 1920, y fue adoptada como la bandera oficial de la ciudad en 1923. Precisamente, el rojo y el amarillo recuerdan los orígenes españoles de la ciudad.

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