El 23 de marzo del año pasado se aprobó definitivamente la reforma sanitaria estadounidense mediante la Ley de Protección de Pacientes y Cuidados de Salud Accesibles, también conocida como Obamacare.
El principal objetivo de esta reforma era conseguir que los más de 41.3 millones de estadounidenses que no tienen un seguro médico se vieran protegidos, al mismo tiempo que se mejoraba la cobertura de aquellos que ya tienen seguro de salud. A finales de este mes, todos los residentes legales en Estados Unidos que no tengan seguro médico según el nuevo sistema deberán pagar un multa correspondiente al 1% de sus ingresos anuales.
En esta reforma uno de los grupos clave para el éxito de su desarrollo y su periodo de debate y aprobación han sido y son los hispanos. Aunque la comunidad hispana representa el 17% del total de la población estadounidense, el 25% de personas sin seguro elegibles para el Obamacare son hispanas.
Por ello, el propio Barack Obama ha animado en varias ocasiones a los hispanos a inscribirse en el nuevo sistema. Además de facilitar herramientas de inscripción en español, como la web cuidadodesalud.gov y numerosas campañas de información dirigidas a los latinos, el pasado jueves 6 de marzo el Presidente respondió a varias preguntas sobre la comunidad hispana y su papel en la reforma sanitaria en un foro público sobre la campaña “Asegúrate” en el Newseum de Washington DC.
Durante este evento el propio Obama afirmó que se puede “conseguir un plan de salud por menos de lo que cuesta la factura mensual de teléfono móvil” y aprovechó para recordar que el plazo límite para la inscripción en el Obamacare no se iba a alargar, aunque queda todo el mes de marzo para regularizar la situación médica de los ciudadanos.
Sin embargo, a pesar de los esfuerzos del gobierno y del Presidente por difundir esta nueva reforma entre la comunidad hispana, la nueva ley no está exenta de problemas. Los centros de salud hispanos y las diversas organizaciones afirmaron hace meses que no tenían recursos suficientes para llevar a cabo el proceso de inscripción de los más de 10,2 millones de hispanos que son elegibles para las nuevas opciones del seguro de salud. También se manifestaron dificultades entre los hispanos tanto para comprender en qué consistía la Ley de Cuidado de Salud Asequible como para realizar la inscripción.
Todavía no hay información oficial sobre el porcentaje total de hispanos asegurados a nivel nacional pero sí que se conocen algunos datos de estados clave, como Californa. En este estado, en el que el 38% de la población es hispana, sólo un 13% de los nuevos asegurados pertenecen a esta comunidad.
Uno de los temas que más preocupan a los latinos y que Obama matizó el pasado jueves fue situación de las personas sin documento estadounidense, quiénes no podrán recibir seguro médico, pero sus hijos sí. Una norma que, según el Pew Research Center, afecta a unos nueve millones de personas que viven en familias denominadas “mixtas”, es decir, que están compuestas tanto por miembros que residen ilegalmente en los Estados Unidos como por residentes legales.
Ante esta cuestión son muchas las personas que están evitando inscribir a sus hijos en el nuevo sistema de salud para impedir que se conozca la situación de aquellos miembros de la familia que carecen de papeles para residir en el país y evitar que estos sean deportados. Aunque el ICE (Immigration and Customs Enforcement) aseguró que la información sobre el cuidado de la salud sería confidencial, y así lo reiteró Obama el pasado jueves, muchos hispanos no confían en esta agencia que ya ha deportado a muchas personas en los últimos años a sus países de origen.
El periodo de inscripción para el nuevo sistema de salud está abierto hasta el próximo 31 de marzo, será entonces cuando se obtengan datos definitivos sobre los efectos del Obamacare en la comunidad hispana y de si las promesas realizadas por el gobierno en cuanto a los ciudadanos sin residencia legal se cumplen.