Manuel Olmedo Checa es vicepresidente de la Asociación Bernardo de Gálvez, organización que fundó junto con un grupo de amigos y conocidos con el propósito de recuperar la figura del militar malagueño, héroe de la Revolución Americana. Académico de número de la Real Academia de Bellas Artes de San Telmo, de la Academia Malagueña de Ciencias y correspondiente de la Real Academia de Historia, ha publicado más de 200 trabajos de investigación y es autor o coautor de 30 libros, así como director de la revista Péndulo. Gracias a su tesón y el de otras personas implicadas en la Asociación, un retrato de Bernardo de Gálvez fue colgado en el Congreso de EE.UU. y el malagueño fue nombrado Ciudadano Honorario de Estados Unidos, título que comparten solo ocho personas a lo largo de la historia. Ahora se incorpora al Consejo Asesor de The Hispanic Council, donde ofrecerá sus vastos conocimientos sobre el mundo hispano.
¿Cómo surge la Asociación Bernardo de Gálvez?
Tuve conocimiento de la figura de Bernardo de Gálvez en mi niñez: mi padre era militar, y en mi casa estaban las biografías escritas en los años 50 por los malagueños Ángeles Rubio Argüelles y Sebastián Souvirón. Después, la investigación sobre otros importantes temas históricos de Málaga absorbieron mi afán por la Historia, hasta que en el año 2001, tras constatar los muchos errores existentes en las obras en las que se citaba a Bernardo de Gálvez y Gallardo -que tal era su segundo apellido- me propuse profundizar en su biografía recurriendo fundamentalmente a las fuentes primarias. El año 2006 la Real Academia de San Telmo aprobó un proyecto de investigación para impulsar la labor que venía realizando junto con mi colega Francisco Cabrera Pablos, igualmente académico de San Telmo, de Ciencias y de la Historia.
Dos años más tarde, el 1º de mayo de 2008, un grupo de veinte malagueños fundamos la Asociación Bernardo de Gálvez y Gallardo, Conde de Gálvez, con el objetivo de continuar las investigaciones que ya habíamos desarrollado y de impulsar la difusión de su biografía. Ello nos permitió también comenzar a contar con algunas ayudas de la Diputación y el Ayuntamiento de Málaga, uniéndose al patrocinio del Colegio de Ingenieros Técnicos mediante la revista Péndulo, y también del ministerio de Cultura, de la Junta de Andalucía y de algunas empresas malagueñas. Hoy la Asociación está presidida por Miguel Ángel Gálvez, miembro de una familia oriunda de Macharaviaya, y cuenta con un centenar de socios.
La continua tarea de investigación condujo a localizar los dos documentos que resultaron claves para que un retrato de Bernardo de Gálvez enviado por la Asociación a Washington fuera colgado en el Capitolio, gracias a la tenaz, inteligente y eficaz labor desarrollada por Teresa Valcarce Graciani, superando insólitas o impensables dificultades. Y pocos días después, como feliz consecuencia de lo anterior, según publicó el prestigioso diario Roll Call, Don Bernardo fue reconocido como Ciudadano Honorario de Estados Unidos.
¿Qué papel tuvo Bernardo de Gálvez en la Guerra de la Independencia?
Crucial. Su inteligencia, su valor y su determinación, junto con sus excepcionales valores humanos, todos ellos puestos al servicio de España, fueron claves para desarrollar y ejecutar la eficaz estrategia definida por sus tíos José y Miguel, el primero desde la Secretaría de Indias y el segundo desde el Consejo Supremo de Guerra. No puede olvidarse las igualmente decisivas victorias sobre los ingleses logradas por su padre Matías de Gálvez en Centroamérica. Es un hecho incontrovertible que la decisiva victoria de Yorktown pudo lograrse gracias al dinero que España puso para aparejar la flota gala y para pagar las soldadas de las fuerzas francesas, y en ello tuvieron un decisivo papel tanto el malagueño Bernardo de Gálvez como el sevillano Francisco Saavedra.
¿En qué punto considera que se encuentran las relaciones España-Estados Unidos?
Mi pasión es la Historia, y por tanto no me considero preparado para emitir un juicio suficientemente acertado en una cuestión política. Consecuentemente no puedo expresar más que una opinión. Dicho esto estimo que son correctas. Son dos países aliados y con buenas relaciones. Pero estoy convencido de que tales relaciones pueden y deben ser muchísimo más estrechas, en todos los ámbitos, y para ello el conocimiento y la divulgación de la Historia es fundamental. La superficie de los estados contiguos norteamericanos es de unos 8 millones de km2 . De dicha superficie 1.800.000 km2– fue dominio español. Las Trece Colonias británicas ocupaban entonces unos 300.000 km2. El resto: unos 6 millones de km2, eran territorios vírgenes sólo habitados por indígenas. Además hoy el Español es la segunda lengua en Estados Unidos: lo hablan unos 50 millones de estadounidenses.
En los últimos tiempos se está reivindicando la herencia hispana de Estados Unidos, ¿cómo cree que puede enfatizarse?
Obviamente impulsando la investigación de las raíces hispanas y difundiendo en todos los niveles y por todos los medios el decisivo papel que España tuvo en el nacimiento de la primera Democracia del mundo.
¿Debe España abanderar la marca hispana en Estados Unidos desde el punto de vista diplomático-cultural?
Por supuesto que la labor debe salir de España. Pero considero que es mucho más efectivo -e imprescindible- utilizar las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación, y por supuesto apoyar la presencia y la importancia de España y de lo Hispano en Estados Unidos desarrollando iniciativas turísticas y culturales, e incrementando las relaciones científicas y por supuesto la colaboración económica. Y por este orden. Difícilmente puede amarse lo que no se conoce. Y considero de todo punto prioritario aumentar el mutuo conocimiento de nuestras dos naciones, lo que repercutirá además en los pueblos hispánicos.
¿Cree que en el sistema educativo español se estudia la relación que tenemos con EE.UU. desde su nacimiento y la imborrable herencia que España ha legado?
Lamentablemente no es así. Es preciso reivindicar allí y aquí con mucho más énfasis el papel de España como descubridora y civilizadora del Nuevo Mundo. La injuriosa y falsa leyenda negra -cuyo más nefasta consecuencia fue que muchos de los propios españoles llegaron a creérsela- fue decisiva para borrar del libro de la Historia la gigantesca epopeya que ello supuso, civilizando y evangelizando tan amplísimo territorio, en una labor en la que el mestizaje fue clave. Por eso, y sólo a título de ejemplo, tan inaceptable resulta utilizar la palabra “Latinoamérica” como denominar “barrio francés” al downtown de Nueva Orleans. Al referirnos a la cuestión de la leyenda negra hoy no puede dejar de mencionarse la extraordinaria obra escrita por Elvira Roca, de la que en poco más de un año se han impreso ya 17 ediciones. La citada epopeya tiene un evidentísimo precedente: lo que la ciudad nacida a orillas del Tíber logró hace 20 siglos en el Mediterráneo. Roma incorporó a su imperio como provincias los territorios que fue conquistando. Dos emperadores romanos fueron andaluces. Como sabiamente escribió Mommsen “La historia de Roma es un proceso de integración”. España, mutatis mutandis, hizo en América lo mismo. Hospitales, caminos, iglesias, universidades… fueron construidos por los españoles en América, porque la mayor parte de la riqueza de América quedó allí. Hoy, junto con la lengua, y sobre todo con los pueblos que habitan más de una veintena de naciones, son el mejor testimonio de la Cultura y la Civilización Hispánicas.