Fray Fermín Francisco Lasuen y Arasqueta nació en Vitoria (España) en 1736. Llevar ese nombre nos puede dar una pequeña idea de cuál iba a ser la vocación vital del pequeño alavés: franciscano. Así, en 1751 entró a formar parte del Convento de San Francisco en la actual capital de la región vasca. Al poco tiempo, en 1759, comenzó la que sería su mayor aventura: viajar a la América española para contribuir en la labor misionera, primero en la actual México y después en California.
¿Cómo era el fraile? Antes de iniciar su travesía a través del océano Atlántico, en el registro de embarcaciones (custodiado en el Archivo de Indias de Sevilla) quedó constancia de que «era de estatura proporcionada, encendido de rostro y picado de viruelas, bastante barba y de pelo negro y crespo». Sobre su personalidad se ha escrito que en él destacaban los rasgos de una persona bondadosa y dulce, con una visión positiva de las cosas y fuerte y decidido de carácter.
Una vez en tierras americanas, empezó su labor misionera en México mientras al mismo tiempo se preparaba para ser ordenado sacerdote, hecho que tuvo lugar en 1767, y no tardó mucho en cambiar de destino: en 1768 fue enviado a las misiones de la Baja California, donde comenzaría a destacar por su completa dedicación a la prosperidad de las poblaciones indígenas de la zona. De esta manera, pasó por la Misión de San Francisco de Borja, en la bahía de los Ángeles; la Misión de San Diego de Alcalá, fundada por San Junípero Serra, el primer santo hispano de EEUU y la Misión de San Juan Capistrano, localizada en el actual condado de Orange.
Su fama de religioso trabajador y servidor de los más humildes llegó hasta los oídos de Fray Junípero Serra, por entonces padre presidente de las misiones californianas. De hecho, a su muerte en 1784, Fray Fermín Lasuen fue elegido como su sucesor para mantener las misiones existentes y continuar la apertura de nuevas a lo largo y ancho del territorio californiano. Y así fue. A las nueve misiones fundadas por el santo mallorquín, sumó otras nueve fundadas por él: la Misión de Santa Bárbara; la Misión de la Purísima Concepción; la Misión de la Santa Cruz; la Misión de Nuestra Señora de la Soledad; la Misión de San José de Guadalupe; la Misión de San Juan Bautista; la Misión de San Miguel Arcángel; la Misión de San Fernando Rey y la Misión de San Luis Rey. La mayoría de ellas son hoy ciudades del tercer estado más extenso de EEUU. Además, procuró que las misiones pudieran ser autosuficientes y productivas, así como lugares de recepción de viajeros y escuelas técnicas para los autóctonos
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. Para ello, lideró la iniciación de los indígenas en las tareas más necesarias para mejorar sus condiciones personales y colectivas, desde labores de cultivo y agricultura hasta la construcción de canales y pozos de agua, sin olvidar su educación cultural y religiosa.
Al final de su vida, tras 18 años liderando la fundación y desarrollo de las misiones californianas, Fray Fermín Lasuen había contribuido a mejorar la vida de cientos de personas y ser el germen incipiente del crecimiento económico, social y cultural de California. Murió en la Misión de San Carlos Borromeo de Carmelo en 1803.