Ignacio Mollá es comandante de Infantería en situación de Reserva. Durante su trayectoria militar ocupó destinos operativos en el Grupo de Fuerzas Regulares nº54 de Ceuta, en el Grupo de Operaciones Especiales de Colmenar Viejo y ha ostentado el mando de la Compañía de Transportes de la Agrupación Logística Nº1 en Madrid antes de pasar a la Reserva Transitoria en 1993. Actualmente es Master en Dirección Comercial y Marketing, graduado en Comunicación por el Instituto Dale Carnegie, diplomado superior como Presentador de Radio y Televisión y Socio Director de la empresa de formación AVANTE Consultores, además de ser un reconocido profesor en Escuelas de Negocios y experto entrenador en habilidades comerciales, sociales y directivas.
En paralelo con su actual dedicación profesional, se ha ido convirtiendo en un divulgador de la Historia y en particular sobre el Descubrimiento de América y su posterior Conquista impartiendo diferentes conferencias por toda España. Le entrevistamos con motivo de la conferencia que impartirá en el Centro Asturiano de Madrid sobre Pedro Menéndez de Avilés el martes 19 de enero a las 19:30 horas.
Vía Zoom:
https://zoom.us/j/99922846992?pwd=RFgxUzlkRVZwS3BGQkl6WlIvbU1ydz09
ID de reunión: 999 2284 6992 // Código de acceso: 200319
¿Quién fue Pedro Menéndez de Avilés?
El asturiano más universal; un conquistador español de mediados del S.XVI tan extraordinario como desconocido en ésta nuestra querida España, tan acostumbrada a dejar en el olvido a personajes cuya contribución a nuestra Historia fue determinante. Pedro Menéndez, nacido en la villa asturiana de Avilés en 1519, fue marino, militar, descubridor, estratega, ingeniero y cartógrafo, un hombre cuyo principal mérito fue conquistar La Florida, el primer territorio de los actuales Estados Unidos al que llegamos los españoles; descubierto por Ponce de León en 1513, se demostró como muy complicado de ocupar debido a la orografía de la zona, terrenos siempre pantanosos, la climatología, castigada entonces como hoy por terribles huracanes y un territorio, cuyos nativos, los indios Calusa, Apalaches, Timucua… etc, se comportaron, a diferencia de los aztecas o los incas de Cortés y Pizarro, con una hostilidad y una manera de combatir semejante a las actuales guerras de guerrillas, lo que obligó a cambiar el planteamiento estratégico de la conquista; y para eso, la Monarquía y como última opción, tuvo que recurrir a los servicios de su súbdito más preparado y fiable: Pedro Menéndez.
¿Qué sabemos sobre cómo fue su vida anteriormente de su llegada a América?
Sabemos que tuvo una infancia difícil por lo que fue conformando un carácter indómito, rebelde y que se atrevía con todo; nacido en el seno de una familia hidalga pero acosada por las deudas y siendo huérfano desde los nueve años, el joven Pedro Menéndez soñaba con emular las historias que en todo el Cantábrico se oían en referencia a los combates navales contra los corsarios franceses que acechaban nuestras costas; fue un marino precoz que desarrolló una gran pericia tanto en el combate como en el gobierno de los buques, demostrado en algunos encuentros frente al enemigo, siempre en inferioridad de condiciones, pero que resolvió con la habilidad de quien ya era una gran marino a pesar de su juventud; “descubierto” por nuestros monarcas los reyes Carlos I y luego Felipe II, entró a formar parte de la Corona como consejero personal de ambos, que siempre contaron con él para las misiones más comprometidas; pensemos que fue nombrado Capitán General de las Indias por primera vez cuando tan solo contaba treinta y cinco años y que antes había recibido el encargo de limpiar de corsarios franceses la cornisa cantábrica, que fue responsable de dirigir las flotas reales que con frecuencia navegaban entre España y el norte de Europa y que garantizó el apoyo naval a la Batalla de San Quintín, donde desembarcó en Calais soldados, logística de guerra y dinero para pagar las nóminas de nuestros Tercios, un millón doscientos mil ducados; según las crónicas de la época, este aporte fue de gran importancia para lograr la victoria. En definitiva, cuando Pedro Menéndez de Avilés fue requerido para mandar las Flotas de Indias, lo que hizo como Capitán General hasta en nueve ocasiones, era ya un marino y un militar consagrado y, como hemos dicho, contando en ese momento con solo treinta y cinco años de edad.
¿Qué papel desempeñó y qué misiones tuvo encomendadas en la presencia española en EEUU?
Se le encomendó la que probablemente fuera la misión más crítica para nuestro Imperio en aquel momento: garantizar la expulsión de los piratas hugonotes franceses que habían ocupado la Florida contraviniendo los tratados internacionales de la época, procediendo al posterior asentamiento y defensa de dichas tierras; hay que decir que la actual península de La Florida era clave para nuestros intereses estratégicos, puesto que el llamado tornaviaje, la única manera de regresar a España era precisamente navegando sus costas con rumbo norte antes de poner proa hacia Europa, por lo que la conquista de ese territorio no era cuestión sólo de expandir y evangelizar el Nuevo Mundo, sino que iba mucho más allá, dado que controlar esas costas garantizaba la seguridad y protección de nuestras Flotas de Indias en su regreso a España. Y eso es lo que va a conseguir el de Avilés, después de que lo hubieran intentado otros muchos conquistadores desde hacía más de cincuenta años y con un balance desesperante puesto que, además del coste económico, hasta mil quinientos hombres, mujeres y misioneros, dejaron sus vidas en los infructuosos intentos.
Más conocido por todos es que fundó San Agustín en Florida, la ciudad más antigua de EEUU ¿Qué otras hazañas podemos resaltar de Menéndez?
A lo ya referido, como sus antecedentes antes de su etapa en América hay que sumar que fundó también la ciudad de Santa Elena, que diseñó y construyó una red de fuertes para la supervivencia de los territorios, estableció cinco misiones – que en el S.XVII ascendían a ciento veinticuatro con más de veintiséis mil indígenas convertidos al catolicismo -; además, como hombre de ciencia, llevó a cabo la primera cartografía completa del Caribe, ideó un instrumento para medir la longitud geográfica, diseñó dos nuevas embarcaciones – la galizabra y la balandra – y, recogiendo la experiencia de nuestros marinos en sus navegaciones entre España y América, redactó el Modelo de Flota de la Carreras de Indias, todo un referente para garantizar que nuestras flotas regresaran sanas y salvas a los puertos españoles; se calcula que, a pesar de los difundido por la Leyenda Negra y gracias al modelo diseñado por Pedro Menéndez de Avilés, tan sólo se perdieron un cinco por ciento de los barcos, sumando los ataques de nuestros enemigos y los que se hundieron por causas de las tormentas.
¿Podemos hablar de una aportación fundamental a la historia de España? ¿Por qué?
Incluso para la historia de Europa y no es una exageración; desde luego sostengo que si nuestros monarcas Carlos I y Felipe II no hubieran contado con los buenos y leales servicios de Pedro Menéndez de Avilés, probablemente la Historia de España sería otra, porque siempre acudió y de manera resolutiva a los lugares donde nuestro Imperio más lo necesitaba; y no olvidemos que cuando Felipe II, le pide que regrese del Caribe, siendo el Gobernador de Cuba y Adelantado de la Florida, es para que acometa la misión de armar en Santander la que fue, hasta ese momento, la flota más grande de la Historia de España: ciento cincuenta barcos y doce mil soldados. El objetivo de esa flota sabemos que era socorrer a nuestros Tercios de Flandes a las órdenes del Gobernador Requesens, que pasaban por su momento más crítico, aunque, muy probablemente, fuera también para enviar a Inglaterra una flota que terminara con los ataques constantes que los ingleses, bajo la corona de Isabel I, infringían a nuestros galeones en América, y para impedir, de igual manera el acoso británico al territorio ya muy mermado de Flandes. Pero Pedro Menéndez de Avilés, preparando la que sería la precursora de la Felícisima y Gran Armada – la mal llamada Armada Invencible – murió súbitamente en el puerto de Santander víctima del tifus a los cincuenta y cinco años de edad. Debido a su desaparición y por los estragos que la epidemia causó en nuestros soldados, la flota nunca llegó a zarpar. Así que, efectivamente, también la historia de Europa podría haber sido otra.
Finalmente, ¿por qué desconocemos su figura? ¿qué podemos hacer para darla a conocer mejor?
Me gusta decir que la Leyenda Negra fue la primera gran guerra de la propaganda orquestada, en este caso contra España y que nuestros enemigos consiguieron tergiversar o directamente invertir la verdad de la historia en contra de los intereses de España; perdimos aquella batalla, pero lo peor fue que el discurso de aquella propaganda se impregnó en el ADN de los españoles y lo sigue haciendo hasta nuestros días sin que sean necesarios ya ataques externos; demasiados españoles están anestesiados con respecto a nuestro pasado y piensan que cuando el río suena es que agua lleva, lo que los conduce a un estado constante de indolencia y complejo hacia todo lo que tenga que ver con nuestra Historia; y yo creo que España, como cualquier otro país, ha tenido sus luces y sus sombras, pero mantengo que en el caso concreto de nuestro pasado como conquistadores de América, España, en esas páginas de su historia tuvo un pasado de leyenda; así que lo que se puede y se debe hacer es conocer mejor la Historia de España aceptando sus sombras – como hacen los ciudadanos de otros países – y sacando pecho ante las muchas luces de nuestra Historia; ojalá algún día podamos disfrutar de nuestro pasado como lo hacen los americanos en San Agustín con el suyo; un pasado que, siendo español, lo cuidan hasta el extremo y veneran a Pedro Menéndez de Avilés y al legado que allí dejaron nuestros conquistadores sin complejo alguno.