Joaquín Mañes Postigo nació en Sevilla, pero vive en la Palma del Condado, en Huelva. De profesión abogado, pero escritor de Historia por vocación. Sus libros giran, especialmente, sobre el papel de los españoles en conflictos lejanos y, en algunos casos, alistados en ejércitos extranjeros. Esta inquietud le ha llevado a publicar nueve libros, de los cuales el último es Azules y Grises. Una Historia de la Guerra de Secesión y sus Combatientes Españoles, publicado en 2020.

La Guerra de Secesión es un conflicto poco conocido fuera de Estados Unidos y, al contrario que la de Independencia, no contó con el apoyo directo de España. ¿Por qué eligió centrarse en esta pugna? 

Por el afán de indagar la presencia de españoles en aquel conflicto; sus vidas, sus procedencias y sus motivaciones. Una guerra que, aun siendo de carácter fratricida, dentro del contexto histórico de Estados Unidos supuso un hito para el devenir de nuestra época en muchos aspectos. En ese sentido, hay una frase muy descriptiva: “No hay un puñado de tierra en el mundo sin una tumba española”.

Este libro, el de Azules y Grises, está orientado hacia el papel desempeñado no solo por los españoles que lucharon en la Guerra de Secesión, sino también por España y lo que nuestra nación ha supuesto en la historia de Estados Unidos.

Portada del libro Cabeza de Vaca. Ilustración de Augusto Ferrer-Dalmau

En nuestro podcast La otra historia hemos hablado sobre David Farragut, quizá uno de los héroes de herencia hispana más conocidos de la Guerra de Secesión ¿Qué opinión le merece el primer almirante de la Marina estadounidense?

Pues realmente sí es una de las figuras más notables de la historia de Estados Unidos y, además, de origen español. En este sentido, deseo realzar, no obstante, el papel representado en la formación de Estados Unidos por su padre, George Ferragut, después Farragut -un cambio de vocal para facilitar su pronunciación según los fonemas en inglés-. Su padre había nacido en Menorca y tuvo una participación muy activa e intrépida en la guerra por la independencia de Estados Unidos. La de George Farragut fue la vida de un gran aventurero, una biografía muy apasionante.

¿Y, por el contrario, qué personaje olvidado de la contienda merece ser recordado?

Más que olvidados, resaltaría a dos personajes, por lo que representaron y el símbolo que ambos encarnan: el segundo teniente del Ejército de la Unión Carlos Álvarez de la Mesa, por ser el abuelo del general de la Segunda Guerra Mundial, Terry de la Mesa Allen, quien durante el conflicto demostró una personalidad muy española; un general que dormía en el suelo, siempre  muy cerca del frente, franco en el trato con sus hombres y muy  cercano, pero descuidado con el corte de pelo y en su atuendo, según los cánones del Ejército de Estados Unidos. Fue uno de los generales de Patton.

Otro personaje a destacar fue el oficial Luis Fenellosa Emilio, de padres madrileños y que estuvo en el 54.º Regimiento de Infantería de Massachusetts, la primera unidad afroamericana del Ejército de la Unión, con la batalla de Fort Wagner, que fue merecedora de una magnífica película, Tiempos de gloria, que obtuvo tres estatuillas Oscar. Algo tan simbólico para el devenir del Estados Unidos como la nación que es hoy, pues allí -¡cómo no!, pensarán algunos-, estaba un español por el ius sanguinis.

En su libro analiza la Guerra de Secesión como un periodo de evolución en la táctica militar. ¿De qué manera influyó el legado hispano en el desarrollo armamentístico y estratégico de aquella época?

Influir en nada, pero sí me gustaría destacar la presencia del general Prim en el frente del Potomac durante diez días, y las observaciones, tan atinadas como brillantes, que hizo del Ejército de la Unión y de lo que iba a representar Estados Unidos en el mundo, bien fuera como una única nación o dividida en el caso de que ganara la Confederación, lo que él mismo veía improbable.

En la obra reseña la exploración del español Juan Francisco de la Bodega y Quadra a la costa de Alaska. Pese a que, tras su reunión con George Vancouver en 1792, Nutka recibió el nombre de Isla de Quadra y Vancouver, poco después el nombre de Bodega y Quadra desapareció. ¿A qué cree que se debió?

A algo tan sencillo que esa isla, en aquel territorio, pasó a la Corona británica y por estar dentro de su ámbito, el anglosajón, no lo respetaron; así se escribe la historia, lo que no sucedió con algunos otros nombres españoles como Valdez, puerto Fidalgo; más de cien topónimos españoles jalonaron la costa de Alaska, muchos de estos, bien es verdad, se han perdido. Me gustaría destacar lo que supuso la expedición Malaspina como un ejemplo del renacimiento efímero de España como potencia colonizadora y con vocación científica en el último cuarto del siglo XVIII.

Finalmente, en los últimos años, Estados Unidos ha visto ciertos movimientos que tienden a querer borrar el papel tanto de los líderes confederados como de los exploradores españoles de los siglos XV al XVIII. ¿Cree que el olvido de la Historia es una buena forma de lidiar con los episodios que nos resultan desagradables?

La Historia no se puede olvidar nunca si realmente queremos construir, desde nuestro presente, un futuro mejor. Las hazañas que realizaron nuestros antepasados fueron tan increíbles, tan épicas que, como indico en mi libro, las proezas de estos españoles bien podrían considerarse como las propias de héroes de leyenda.  Por otra parte, si olvidamos estaremos condenados a desaparecer, un pueblo sin memoria no es nada. Esos movimientos que están surgiendo en Estados Unidos buscan dotarse de un contenido ideológico sobre la victimización, por resultar esta muy rentable políticamente, y ello a costa de nuestra nación que, en estos momentos, ni sabe ni quiere defenderse de todas esas falacias sobre las que están construyendo un discurso tan tendencioso como falso.

En resumen, Estados Unidos es una gran nación, tuvo su génesis de épica y conquista, que fue escrita, también, con sangre española.