Estados Unidos es un país presidencialista en el que la separación de poderes entre el Ejecutivo y el Legislativo es tal que la cabeza del primero, el Presidente, no puede asistir a la sede del segundo, el Congreso, salvo explícita invitación. Esta convocatoria se realiza anualmente y se llama State of the Union Adrees, el Discurso sobre el Estado de la Unión. ¿En qué consiste?
Cuando Estados Unidos consigue independizarse de Reino Unido se constituye como una República federal en forma de sistema Presidencialista, en el cual el Poder Ejecutivo lo ostenta el Presidente, el Legislativo se asienta sobre el Congreso (Cámara de Representantes y Senado), y el Judicial, sobre la Corte Suprema. Esta férrea división se basa en el control y equilibrio mutuo entre las tres ramas del poder, lo que se conoce como checks and balances. Sin embargo, aunque los límites competenciales están muy marcados, hay un momento al año en el que el Ejecutivo, representado por su máxima autoridad, el Presidente, pronuncia un discurso de valoración ante las dos cámaras del Legislativo: el Discurso sobre el Estado de la Unión (SOTU, por sus siglas en inglés).
Hoy en día, el SOTU tiene establecidas unas características muy claras, las cuales ha ido adquiriendo con el paso de los años. La fecha de celebración, desde que por la XXª Enmienda se aprobase el actual inicio del Congreso, suele ser el último martes de enero, aunque a veces se ha celebrado en la primera semana de febrero. En la sesión, además de los miembros del Legislativo, están los Jefes del Estado Mayor, los miembros de la Corte Suprema y todo el Gabinete menos uno, el sucesor designado. Esta figura la representa un miembro del Gabinete elegido por el Presidente y que no asiste por seguridad, para que dado el caso de catástrofe la línea de sucesión política esté asegurada. Desde los atentados del 11-S, algunos congresistas y senadores tampoco asisten.
En 1923 el Presidente Coolidge fue el primero cuyo discursó se oyó por la radio, mientras que el primero televisado correspondió al Presidente Truman en 1947 y el Presidente Clinton, el primero cuyo discurso fue transmitido por Internet, en 1997. Desde 1966, el partido en la oposición retransmite por televisión la respuesta al Discurso y en 2004 se produjo la primera respuesta de la oposición en español al SOTU: el Gobernador de Nuevo México de entonces, Bill Richardson, respondió al Presidente Bush. Este año, la respuesta en español la dará la delegada demócrata por Virginia, Elizabeth Guzmán, mientras que en inglés lo hará el congresista Joseph Kennedy III. Se espera que el Presidente Trump centre su discurso en los datos económicos, aunque no podrá rechazar las últimas polémicas acaecidas en torno a la inmigración, la supresión de la DACA o el reciente shutdown.
El Primer Presidente del país, George Washington, fue también el que inició esta tradición el 8 de enero de 1790, cuando en la ciudad de Nueva York (capital por aquel entonces) pronunció ante los legisladores unas breves palabras en las que analizaba la situación del país. Este hecho se convirtió en tradición y anualmente, la voz del Ejecutivo se escuchaba en la sesión conjunta del Legislativo. Sin embargo, esa presencia física dejó de ser tal en 1801, bajo la presidencia de Thomas Jefferson, quien asemejaba esta alocución a las disertaciones de los monarcas. Para distanciar el sistema republicano del monárquico, Jefferson escribió su discurso pero este fue leído por un representante. Durante más de cien años, el Presidente declinó esa visita al Congreso hasta que en 1913, el Presidente Wilson volvió a aceptar la convocatoria del Legislativo y acudió a leer su escrito. Desde entonces, la mayoría de los Discursos los han pronunciado los presidentes respectivos.