El payaso Marcelino nació en Jaca en 1873, en el seno de una familia labriega muy humilde. Pronto, con seis años, se enrola en la compañía circense de Los Martini, donde empezó como trapecista. Su físico, bajito y corpulento, le funciona a la perfección para que esas capacidades le lleven al de Barcelona. Este sería el comienzo de una carrera de éxitos que le llevó a recorrer las grandes ciudades y ser considerado, más tarde, el Príncipe de los Payasos.
En Europa, alcanzó el triunfo en los principales escenarios de la época: el Alegría, en España; el Lockhart, en Francia; el Carré, en Holanda; y el Hengler, en el Reino Unido. En este último compartió función con un joven Charles Chaplin que ya empezaba a despuntar. En 1905 cruza el charco y se instala en Nueva York, donde logra constituirse como uno de los rostros de la cultura de comienzos de siglo de la ciudad de los rascacielos, junto con Hemingway, Rodolfo Valentino, Joe Gould, Walt Whitman y tantos otros.
Su buenhacer como payaso «augusto», aquel torpe que por actuar bien acaba torciendo los planes del resto o los suyos propios, le convierte en el artista favorito de los niños.
En estas actuaciones era remarcable por la crítica la ausencia de palabra: para Marcelino todo era gesto o silbido. Durante sus años dorados, se convierte en una de las principales estrellas y la atracción por su figura traspasa el propio escenario y a los ciudadanos se interesan por su vida ajena al espectáculo. Sin embargo, sus actuaciones van menguando en asistencia de público, bien debido a que su vida personal le apagaba en sus funciones (dos matrimonios diferentes y alguna iniciativa empresarial sin éxito), bien por la irrupción y expansión del cine como fenómeno de entretenimiento. Tras toda una vida de éxitos, el payaso Marcelino se suicidó en un hostal. Los días siguientes, los principales periódicos del país, como The New York Times o The Washington Post, abrían con esa noticia del que fue el maestro de muchos y el hacedor de sonrisas de casi todos.
Se han publicado dos libros sobre su vida: Marcelino, el mejor payaso del mundo y Marcelino. Muerte y vida de un payaso.