Hace más de 50 años que Neil Armstrong se convirtió en el primer ser humano en pisar la superficie de nuestro satélite natural. De hecho, todos los 19 de junio se celebra el Día de la Luna en honor a esa hazaña. Pero, para que una de las mayores aventuras de la Humanidad fuera posible, fue necesaria la colaboración entre varios países, entre ellos, España.

La misión necesitaba tener un equipo de comunicación que estuviese disponible constantemente. Y esto era imposible de realizar desde un solo continente, ya que la rotación de la tierra hacía que el propio planeta Tierra se interpusiera entre Houston, que coordinaba la operación, y el Apolo XI. De esta forma, los estadounidenses pidieron a otros países el establecimiento de centros de comunicación con antenas que recibieran las señales de sus astronautas.

Primero fijaron uno en Australia. Y luego estudiaron la zona del suroeste europeo, barajando España, Francia, Italia y el norte de Marruecos como posibles lugares. Finalmente se decidieron por España. De este modo, se establecieron tres centros de comunicaciones en territorio español: dos cerca de Madrid —en Robledo de Chavela y Fresnedillas— y otro en Maspalomas, en la isla de Gran Canaria. Manejado, entre otros, por dos ingenieros españoles, José Manuel Grande y Carlos González, se encargaban de recibir y trasladar las comunicaciones de diferentes misiones espaciales, incluyendo la del Apolo XI.

En una entrevista para National Geographic, ambos recuerdan la responsabilidad que sintieron esos días. Y no es para menos, ya que durante toda la operación de aproximación, alunizaje y salida de los primeros astronautas, fueron los encargados de pasar la información desde el espacio hasta Houston. Debido a esta circunstancia, fue en España y no en Estados Unidos donde se escuchó por primera vez la frase de Armstrong: “Un pequeño paso para el hombre, un gran paso para la humanidad”.

Otro de los ingenieros, Valeriano Claros-Guerra, que estaba en la base de Canarias, tuvo una experiencia similar. En el blog de The European Space Agency puede leerse su relato de la misión. Ahí narra que se quedó haciendo horas extra hasta que los astronautas salieron del módulo lunar: “Me quedé hasta que abrieron la escotilla y […] oímos a Armstrong decir la famosa frase sobre el paso. Y entonces nos relajamos”.

Todos comparten que hasta que no terminaron su trabajo y escucharon desde Houston “gracias, Madrid, nos vemos mañana” no rebajaron su tensión. Fue en ese momento en el que se dieron cuenta de que habían formado parte de un hito de la historia de la humanidad.