Que la cultura de Estados Unidos tiene una fuerte raíz hispana es innegable. Son innumerables las poblaciones que conservan su nombre original en español, al igual que la relación de los españoles con el desarrollo administrativo y político de lo que hoy es Estados Unidos. Desde la gastronomía hasta la política, lo hispano es básico en el país norteamericano. Sin embargo, quizás no sean muchos los que hayan caído en la cuenta de que incluso un icono de la cultura pop estadounidense como es el Ford Mustang también debe su nombre a la herencia hispana.

Efectivamente, el nombre de uno de los coches de referencia de la industria del motor estadounidense tiene su origen en el español. Pese a que hay una discusión sobre la razón que llevó a los ejecutivos de Ford a nombrar en 1962 al que se convertiría en su modelo de referencia con el nombre de Mustang, lo que no hay duda es de que, al escoger el nombre, ligaron automáticamente al deportivo con la herencia hispana.

Mustang son los caballos salvajes que a día de hoy viven libremente en el oeste americano y que son conocidos y muy valorados por su bravura, fuerza y destreza. El documental Ubranded (2015) da buena muestra de la pasión que despiertan estos animales entre los jinetes estadounidenses. Estos equinos son herederos de los primeros caballos que llegaron a América en las bodegas de los barcos españoles, que cruzaron el Atlántico para explorar y poblar el Nuevo Mundo

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Aunque no debe confundirse con el Mustang español, heredero directo de los equinos que llegaron de la Península Ibérica a lo largo de los siglos XVI y XVII, los Mustang son en cualquier caso descendientes de éstos, pues los caballos que originalmente poblaron el continente americano, provenientes de la zona de Mongolia, se extinguieron hace entre 8.000 y 10.000 años.

El origen etimológico de la palabra Mustang se encuentra en la española mesteño, que hace referencia a un caballo salvaje sin domar. Ésta derivó en mestengo -aún utilizada en centroamérica- y dio origen al vocablo inglés mustang.