Elías Bendodo es, desde 2011, el Presidente de la Diputación de de Málaga, así como del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, tras haber sido concejal del Ayuntamiento de la capital desde el 2000. En su puesto como máximo dirigente de la entidad provincial ha destacado la apuesta por los proyectos culturales, especialmente aquellos relacionados con la internacionalización de la provincia.
Uno de ellos ha sido la figura de Bernardo de Gálvez y Gallardo, militar nacido en Macharaviaya, un pueblo malacitano, y héroe de la Guerra de la Independencia de los Estados Unidos. Junto a la Asociación homónima, y tras una larga tarea de constancia y perseverancia, consiguieron que el Congreso de EE.UU. cumpliese la palabra dada en 1786 y un cuadro de Gálvez se colgase en el Capitolio, sede del Poder Legislativo americano. Pero ese no ha sido su único hacer en pos de la unión de Málaga y EE.UU., solo el comienzo. A inicios de 2018, la entidad que dirige ha anunciado el comienzo de las obras del Centro de Estudios Americanos «Bernardo de Gálvez».
¿Qué representa Bernardo de Gálvez para la provincia de Málaga?
Bernardo de Gálvez y Gallardo es un malagueño ilustre con una gran proyección internacional, sobre todo en Estados Unidos. Nuestro deseo es que algún día llegue a ser tan conocido en el continente americano como Pablo Ruiz Picasso o el actor Antonio Banderas. Sin embargo, actualmente todavía se desconocen sus hazañas y su papel trascendental que tuvo en la historia de España.
¿Por qué crear un Centro de Estudios Americanos en la provincia?
Málaga ha tenido notables vínculos históricos con América. Está documentalmente comprobado que, en el verano del año 1487, cuando los Reyes Católicos habían establecido el cerco a la Málaga musulmana, Cristóbal Colón estuvo bastantes días en el campamento de la reina Isabel, a la que venía pidiendo su apoyo para emprender una exploración que supondría descubrir el Nuevo Mundo. Así se inició la relación de Málaga con las Américas, y desde entonces numerosos nombres de malagueños forman parte de la Historia de las tierras descubiertas al otro lado del Océano, que muy pronto comenzaron a ser conocidas como las Indias. Podría citar los nombres de Ruy López de Villalobos, Diego de Montemayor, Gonzalo Suárez Rendón, Bartolomé Lobo Guerrero, Agustín de Ahumada y Villalón, Manuel Centurión Guerrero de Torres y, cómo no, los Gálvez de Macharaviaya, entre otros.
¿Qué objetivos se plantea con esta nueva apuesta cultural?
El objetivo principal es poner en valor la figura histórica de Bernardo de Gálvez, artífice de la independencia de los Estados Unidos. Pero también dar a conocer el papel que Málaga ha tenido en la historia de ese continente. Son huellas, quizá pequeñas, pero muy significativas porque demuestran que los hombres y el nombre de Málaga están extendidos por toda la aldea global, principalmente en el continente americano. Estamos cargados de razones históricas que justifican este centro de estudios. Es una iniciativa ambiciosa y pretende que sea un referente en el sur de España y, por ende, de Europa. Tenemos que aprovechar las potencialidades que ofrece esta provincia
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. Con este centro, los estudiantes e investigadores van a tener un espacio para ahondar en el conocimiento histórico sobre la presencia de España en América. Les vamos a poner a su disposición una biblioteca americanista con unos 10.000 volúmenes.
¿Qué impacto está teniendo toda la repercusión de la recuperación de Bernardo de Gálvez en Málaga?
Desde que anunciamos nuestro proyecto, promovido desde la sociedad civil a través de la Asociación Cultural ‘Bernardo de Gálvez’, recibimos continuas muestras de felicitación y de ánimo para que continuemos con él. Observamos con satisfacción cómo es cada vez más conocida la figura de Bernardo de Gálvez. Esto es una carrera de fondo y poco a poco vamos cumpliendo metas. Queda mucho por hacer, pero veo que crece el interés por este insigne militar español de Macharaviaya, tanto en la provincia de Málaga como en Estados Unidos. Solo hay que mirar los medios de comunicación o el interés que despierta en productores cinematográficos Bernardo de Gálvez para llevarlo a la gran pantalla.
Tras colaborar en el nombramiento como Ciudadano Honorífico, que se colgase el cuadro en el Congreso, que un avión bautizado con su nombre y este Centro de Estudios, ¿qué proyecto le falta para hacer de Málaga el nexo de unión entre España y EE.UU.?
Sin duda, poner en marcha este centro de estudios americanos, que tiene su tiempo. Hay que construirlo, amueblarlo y dotarlo de contenido. De forma paralela seguimos trabajando en torno a proyectos relacionados con Bernardo de Gálvez, como la edición de dos libros, un comic para escolares, un simposio en torno a su figura, las becas que hemos creado junto a la Universidad y la Fundación Unicaja, gestiones ante el Congreso de los Diputados para que también haya un cuadro pictórico de él, la posibilidad de hacerle un monumento en Madrid… Una vez que el centro esté en funcionamiento, además de profundizar en la investigación sobre Bernardo de Gálvez, servirá para reforzar los lazos de amistad con los Estados Unidos. Pretendemos que sea una casa abierta a todos, especialmente a los americanos que quieran conocer la aportación de España a la causa estadounidense, y un enlace directo con la tierra en la que nació este interesante personaje, Macharaviaya.
La magnífica ubicación de este centro, junto a un gran contenedor cultural como es La Térmica, a escasos metros del mar, a 7 kilómetros del aeropuerto internacional, a 3 kilómetros de la estación ferroviaria y a otros tantos del puerto, puede convertirse en un lugar de referencia para los norteamericanos que vengan a Málaga. Desde aquí podemos fomentar el vínculo de España con Estados Unidos a través de la cultura, la investigación, la historia, el turismo, la economía y el comercio, sin olvidar el plano afectivo que, me consta, existe entre los dos países.
¿Hasta qué punto considera que en España hay una conciencia de la importancia de la herencia hispana de Estados Unidos?
Sinceramente, creo que poca. Durante años se ha alimentado desde fuera la leyenda negra sobre España y desde aquí no hemos sabido responder a tiempo. Hemos dado por bueno, equivocadamente, las versiones históricas que nos han ido inundando de forma interesada. Pero parece que hemos despertado. Diría que hay un antes y un después del libro ‘Imperiofobia y la leyenda negra’, editado el pasado año y escrito precisamente por una malagueña, María Elvira Roca, que clarifica con rigor y rotundidad el papel que ha desempeñado España a lo largo de la historia, no solo en América sino, también, en otros países. Desmonta científicamente esa mala leyenda y nos empuja a todos a que tomemos conciencia de la importancia de la herencia hispana en EE.UU y en otros países. Pero la tendencia empieza ya a cambiar. Me llena de satisfacción cuando un hispano, lejos de esconderse, se enorgullece de provenir de España y de nuestra presencia en América. Por eso, son muy interesantes y necesarias iniciativas como la de The Hispanic Council, que contribuye a fomentar el intercambio económico, cultural, social y político entre España y Estados Unidos, aprovechando esos lazos históricos y culturales que unen a ambos países.