Cada diez años, Estados Unidos vive unas semanas de excesiva burocracia para unos, necesaria aunque tediosa actualización para otros, pero obligatoria para todos. Desde 1790, cada década comienza con un nuevo censo oficial que rige cuántas personas viven en el país.

Tras constituirse como nuevo país, Estados Unidos vivió unos primeros años muy convulsos, en los que tenían que construir, desde los cimientos, la nueva nación americana. Pronto surgió una de las principales cuestiones que tuvieron que responder: cuántas personas eran. Para ello, en 1790 elaboraron el primer censo estatal, figura que se ha repetido 23 veces más desde entonces. En el país es obligatorio rellenar este documento federal y, normalmente, el primer ciudadano en rellenar el censo suele ser alguien especial. En 2010, por ejemplo, Clifton Jackson, veterano de la Segunda Guerra Mundial y residente en la pequeña localidad de Noorvik (Alaska), fue el ciudadano número uno de EEUU.

Entre otras cuestiones, la importancia del censo radica en que a partir de ese resultado se proporciona el número de representantes que cada estado tendrá en las elecciones siguientes hasta el próximo censo. Es decir, que con base en el número de habitantes del censo de 2010 se han proporcionado los distritos electorales de las votaciones de 2012, 2014, 2016, 2018 y 2020.

El próximo censo, que tendrá lugar en el año 2020, incorporará una novedad de importante calado: a petición del Departamento de Justicia, el de Comercio (del que depende el censo) ha anunciado que entre las diversas preguntas que componen el cuestionario se incorporará una para saber si se es ciudadano o no. La razón en la que se basan para este cambio es cumplir mejor la Ley de Derechos Electorales. El censo, en origen, está destinado a contar a toda la población, no solo a los ciudadanos estadounidenses, en la medida en que a partir de estos resultados se determinan también el destino de los fondos federales. Aunque esta decisión ha causado polémica, dado que se teme que muchos ilegales por miedo a deportaciones no participen en él, entre 1820 y 1950 los diversos censos decenales formularon también preguntas sobre la ciudadanía, de una u otra forma.