Por su interés reproducimos la tribuna de Daniel Ureña, Director de The Hispanic Council, publicada en Europa Press: «EE.UU., un país de inmigrantes (hispanos)».

La reforma migratoria, que ha sido paralizada temporalmente por un juez de Texas, ha vuelto a poner sobre la mesa uno de los temas más importantes que la clase política de Estados Unidos tiene por delante. La inmigración forma parte de su ADN como nación. Constituye la esencia de su origen y de su desarrollo como país.

Varios siglos después de su fundación Estados Unidos sigue siendo una tierra de inmigrantes con el reto de integrar a los millones de personas que buscan en él un futuro mejor. Y este es el objetivo que en las últimas décadas ha llevado a millones de hispanos a emigrar a este país, lo que está suponiendo un importante cambio desde el punto de vista social, cultural y político.

El futuro de Estados Unidos será hispano. Basta con mirar los datos y las proyecciones demográficas. Con 52 millones de personas, los hispanos son ya la principal minoría del país, lo que supone que ya hay más hispanos en Estados Unidos, que españoles en España. Una cifra que no para de crecer. De hecho, en 2025 uno de cada cuatro estadounidenses será de origen hispano.

Además, no podemos olvidar que la edad media de los hispanos es de 28 años, frente a los 37 de media del conjunto de la población. Son más jóvenes y tienen más hijos, por lo que están llamados a marcar el futuro de Estados Unidos. La integración de las nuevas generaciones de hispanos es cada vez más visible en todos los ámbitos de la sociedad de Estados Unidos.

Según un reciente estudio de The Hispanic Council, se estima que hay más de 200.000 jóvenes hispanos sirviendo en el Ejército, 82.000 altos ejecutivos, 42.000 médicos y 32.000 abogados de origen hispano. Además, su presencia en la política es cada vez más importante y, de cara a 2016, los candidatos presidenciales van a competir por conectar con los votantes de esta comunidad.

EL ‘GIGANTE DORMIDO’ 

En este sentido, en las últimas elecciones de 2012 sólo votaron doce millones de hispanos, por lo que la clave es que conseguir que se involucren todavía más y acudan a votar. Por ello, se habla de esta parte de la población como el «gigante dormido», por la capacidad que tendrá en los próximos años de definir el futuro político del país.

Uno de los políticos que últimamente más está trabajando en esta dirección es Jeb Bush, exgobernador de Florida y hermano e hijo de dos expresidentes. Jeb Bush conoce en primera persona la importancia de la cultura hispana para Estados Unidos. Su familia es un buen ejemplo de ello.

Casado con una mexicana, Columba Bush, habla español, al igual que sus hijos. Este hecho le sitúa en una posición muy favorable de cara a la nominación como candidato del Partido Republicano, que si aspira a gobernar debe ajustar su mensaje hacia la comunidad hispana para reforzar los lazos que le unen con ella. En esa tarea, Bush parte con mucha ventaja frente a otros nombres.

Ante todo esto contexto, España tiene ante sí una oportunidad estratégica para fortalecer sus vínculos culturales, sociales, económicos y políticos. En 2015, año en el que se conmemora el 450 aniversario de San Agustín de la Florida, la primera ciudad de Estados Unidos que fue fundada por españoles, es un momento idóneo para ello.

España está muy presente en la vida de Estados Unidos a través de las más de 700 empresas españolas que operan en el país que dan empleo a más de 70.000 personas; pero también a través de la cultura, el deporte, los medios de comunicación, etc. Por todo ello, ante un escenario en el que el futuro de Estados Unidos será hispano, España no debe dejar pasar este tren.