Poio es un municipio gallego colindante con Meaño, Meis, Pontevedra y Sangenjo. Desde su pico más alto, el Monte Castrove, se divisan las rías de Pontevedra y Arosa, un bello paisaje de la Galicia más salvaje y natural. Sin embargo, hay una historia que relaciona esta zona del noroeste de España con América, el bosque de Colón. 

La secuoya es un árbol perennifolio (que siempre mantiene el follaje de hojas) típico de la Alta California y de Oregón, con tronco recto y cilíndrico, coníferas muy altas (hasta los 115.6 metros, sin incluir raíces) y que se encuentra en Galicia  desde 1992, concretamente en la zona colindante al pueblo de Poio. La razón tiene el nombre de quien unió a los dos continentes: Cristóbal Colón.

La historia de cómo quinientos árboles de esa especie acaban en tierras gallegas se debe a John Harmon McElroy, profesor de literatura emérito de la Universidad de Arizona y experto en historia cultural estadounidense. En su ya dilatada carrera ha estudiado a  autores como Walt Whitman o Washington Irving, dos de los grandes escritores de la historia reciente de América. McElry, tras licenciarse en Princeton, recibió una beca Fulbright para realizar una estancia en la Universidad de Salamanca en la que profundizar en una edición editada de Historia de la vida y los viajes de Cristóbal Colón, de Irving. Era 1968 y el joven profesor se enamoró de España, sobre todo de Galicia, zona que le recordó especialmente al norte de California y a la que le unió el interés por encontrar la zona donde se cree construida la carabela del almirante, la Santa María.

Muchos años más tarde, en 1990, McElry era ya un reputado profesor de la Universidad de Arizona y se enroló en los comités de preparación del V Centenario de la llegada de Colón a América. Tras recabar el apoyo del Departamento de Agricultura de California, constituyó la asociación Columbus Grove Gift Corporation, cuyo fin no era otro que plantar 500 secuoyas en el sur de Galicia, en el área de Poio, donde el clima es similar al norte de California. Su iniciativa prosperó y se plasmó en la Resolución Conjunta del Senado y la Cámara de Representantes 592, del 102º Congreso, ratificada por el Presidente George H. W. Bush el 23 de octubre de 1992, en la que se definía el proyecto como «un regalo para la gente de España hecho en nombre del pueblo de los Estados Unidos«.

En diciembre de 1992, la expedición americana compuesta también por 24 escolares de 6 estados, visitó España y el día 4, a las 12:00 plantaron las quinientas secuoyas. Este acto quedó deslucido en cuanto a la representación política debido a un accidente de un petrolero griego frente a la Torre de Hércules, que impidió la asistencia de representantes españoles, y el fuerte temporal, que no dejó aterrizar a representantes del Gobierno central y al embajador de EEUU. Sin embargo, ese bosque ha conseguido sobreponerse al tiempo y los incendios que han acechado la zona los últimos años y en primavera, una delegación del profesor McElroy junto con algunos de los niños que plantaron los árboles volverán a ver cómo han crecido estas secuoyas californianas y gallegas.