Michael Francis es un profesor de la Universidad del Sur de Florida San Petesburgo que ha puesto en marcha la iniciativa «La Florida: el archivo digital interactivo de las Américas«, una investigación que se centra en mostrar la vida de los primeros habitantes españoles que hubo en la zona entre los siglos XVI y XIX. Entre las historias contadas destaca una: la primera boda cristiana, que protagonizaron un segoviano y una negra andaluza. 

Tras la llegada de Juan Ponce de León a la península de Florida en 1513, en 1565 el asturiano Pedro Menéndez de Avilés fundó el asentamiento europeo más antiguo de Estados Unidos: San Agustín. Esta ciudad, que celebró sus 450º años con numerosos fastos (entre ellos la visita de los SSMM los Reyes Felipe VI y Letizia), también acogió el primer matrimonio cristiano documentado en lo que hoy es EEUU.

El segoviano Miguel Rodríguez contrajo matrimonio con una negra libre de Andalucía, llamada Luisa de Abrego. Ambos provenían de Sevilla, donde sus vidas comenzaron a converger. Él era un herrero y soldado que quería probar suerte en la Nueva Tierra; ella trabajaba como sirvienta en una casa de Jerez de la Frontera. Fue en la ciudad gaditana donde otro negro libre, Jordán, le propuso matrimonio y ella aceptó. Más tarde, reconocería que el matrimonio no consumó, en parte porque cayó enferma durante meses y él se casó con otra mujer. En aquellos años, y hasta el Concilio de Trento, se daba por válido todo matrimonio aunque no hubiera testigos ni hubiese sido oficiado por un sacerdote. Recuperada de sus achaques, Luisa decidió comenzar una nueva vida en la ciudad hispalense, donde conoció a Miguel y juntos se embarcaron en la travesía liderada por Menéndez de Avilés en 1565.

La empresa comandada por el asturiano llegó a tierras americanas y fundó San Agustín, poblado donde tuvo lugar el primer matrimonio cristiano registrado en el continente: el contraído por Miguel y Luisa. Años más tarde, viviendo ya en México, a Luisa le entró dudas sobre su situación civil y religiosa, pues aunque consideraba que el matrimonio de Jerez no era real, pensó que podía estar viviendo un caso de bigamia. Efectivamente, como el Santo Oficio decretó tras un año de investigación, el matrimonio entre los españoles no era real, por lo que tuvo que disolverse.

Hasta ahí llega la información encontrada en los documentos trabajados por Michael Francis y su equipo y que componen parte del ambicioso proyecto «La Florida: el archivo digital interactivo de las Américas», un recopilatorio de más de 2.000 biografías de hispanos olvidados que vivieron en la península entre 1513 y 1821.

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