Antonio de Ulloa y de la Torre-Guiral (1716-1795) nació en Sevilla y pasó a la historia por ser escritor y militar, pero, sobre todo, por ser el primer gobernador español de Luisiana.
Hijo de una familia numerosa y reconocida, Antonio de Ulloa estudió Latín y Matemáticas para ser aceptado en la Armada de Galeones. Su intención no era otra que poder viajar a América. Con apenas 15 años realizó su primer viaje, a bordo del galeón San Luis.
Su formación científica le llevó, con 18 años, a formar parte de una expedición muy especial. Por aquel entonces, en la primera mitad del siglo XVIII, uno de los debates sociales más candentes era sobre la figura real de la Tierra. Una discusión que dividía a cartesianos de newtonianos.
La Academia de Ciencias parisina acordó, junto con los españoles, llevar a cabo una expedición a Quito para investigar diferentes medidas del meridiano. Por esta razón, Antonio de Ulloa embarcó hacia el virreinato de Perú. Debido a su joven edad, las autoridades le ascendieron cuatro rangos en la escala de la Marina, para aparentar una igualdad de estatus con los franceses.
Ulloa entabló una relación muy estrecha con Jorge Juan (1713-1773) durante los 10 años que duró la expedición. Compartieron desencantos con la tripulación francesa y lideraron la defensa del Mar del Sur durante tres años y medio de los ataques ingleses. A su vuelta a España, en 1745, se separaron, y la embarcación de Ulloa cayó presa de los ingleses.
Jorge Juan
El sevillano permaneció un año en Londres hasta que recuperó parte de sus documentos científicos. Los caminos de Ulloa y Jorge Juan, no obstante, volverían a cruzarse en España. En un plazo de tres años, ambos académicos escribieron tres obras de máxima relevancia: Relación histórica del viage a la América Meridional (1748), Observaciones astronómicas y phísicas en los reynos del Perú (1748) y Dissertación histórica y geográphica sobre el meridiano de demarcación entre los dominios de España y Portugal (1749).
Su obra más famosa no se halla entre las anteriores, sino que se trata de Noticias secretas de América, que no fue publicada hasta 1826 por un inglés desconocido. En sus páginas, que en un primer momento habían de servir como informe de situación, ambos, Ulloa y Jorge Juan, recogían su sincero y humilde punto de vista sobre la situación en Hispanoamérica.
El marqués de la Ensenada, uno de los baluartes ilustrados del reformismo español, consideró que España debía de modernizarse y, por ello, qué mejor manera de hacerlo, invirtió recursos en copiar a los ilustrados europeos. Así, Ulloa, además de recorrer la costa mediterránea española, viajó durante casi tres años por los principales países del centro y norte de Europa. Su cometido era el de empaparse de los grandes proyectos europeos de infraestructura moderna que estuvieran consolidando a estos países como potencias económicas, pero también culturales.
Regresó a España con una gran cantidad de ideas que fue ejecutando y desarrollando con premura: el Canal de Castilla, el Laboratorio Metalúrgico, el Jardín de Plantas de Madrid, la Casa de Geografía y muchos otros más.
Su experiencia y profesionalidad fue recompensada con el cargo de gobernador de una zona del Perú desde 1758 hasta 1764. Un cargo que compaginó con el de superintendente de minas de la región. Las consecuencias del Tratado de París (1763) afectaron a los territorios españoles de ultramar en general, pero a Ulloa en particular. Por este acuerdo, España perdía La Florida, pero recibía Luisiana de manos francesas. Carlos III encargó a Ulloa gobernar el territorio de Luisiana, convirtiéndose así en el primer gobernador español del recién incorporado territorio de Nueva España.
Firma del Tratado de París (1763)
La tarea de Ulloa en Luisiana no fue sencilla: una economía en trance por el gasto de la guerra y una población francesa descontenta con el cambio de poder. Dos años después, en 1768, Ulloa tuvo que huir de Luisiana hacia España.
De vuelta en su país natal, Ulloa recuperó la actividad académica como profesor vinculado a la Academia de Guardias Marinas. En Sevilla, al mismo tiempo, impulsó diferentes obras reformistas.
Su idilio con Nueva España no terminó con su huida de Luisiana. En 1776 se le encargó comandar la última flota de Indias. A los dos años volvió de México con información suficiente para redactar una nueva obra, Descripción geográfico-física de una parte de la Nueva España. Participó, al poco tiempo, en la Guerra de Independencia de los Estados Unidos en las Azores, donde su campaña no salió muy bien parada, aunque luego fue nombrado director general de la Armada española.
Ulloa invirtió los últimos años de su vida en la escritura académica, como había hecho durante toda su trayectoria. Fue durante esta etapa cuando recibió el reconocimiento que le atribuía haber sido el primero en introducir la platina (llamada también “oro blanco”) en Europa. En uno de sus últimos escritos, Juicio sobre el metal platina, demostró un conocimiento excelso sobre la minería de este material en América.
En 1795, después de una vida envidiablemente fructífera, Antonio de Ulloa, primer gobernador español de Luisiana, falleció en Cádiz, dejando un vasto ejemplo de la implicación española en el desarrollo científico.